Diez ventajas de leer en familia
1.- Leyendo en familia estrechas lazos entre padres e hijos.
2.- Creas vínculos y temas de conversación constructivos entre hermanos.
3.- Primero descubren el mundo mediante imágenes, posteriormente mediante palabras.
4.- Los padres aprendemos nuevas formas de relacionarnos con nuestros hijos.
5.- La lectura enriquece intelectualmente.
6.- Estimulación, estimulación y más estimulación. De su imaginación para resolver problemas, de su memoria y el lenguaje, de su curiosidad.
7.- Les ayudamos a conocer el mundo en el que viven.
8.- Les impulsamos a querer saber más, sus ganas de aprender.
9.- Comentando las lecturas los hermanos se interrelacionan entre ellos de una forma muy constructiva. Establecen complicidades, comparten.
10.- Se establecen en la familia gustos y apetencias comunes.
Seis consejos para hacer de la lectura un hábito familiar
1.- Deja a tus hijos que elijan sus libros.
Dirige, dales alternativas dentro de los valores familiares, acompáñalos a una biblioteca, a la feria del libro, a una librería, que disfruten del placer de elegir su libro, supervísales, pero déjales elegir.
2.- Dales ejemplo.
Si los padres leen, si se sientan cerca de ellos al hacerlo, aunque en ese momento ellos estén jugando a otra cosa, que vean leer y disfrutar al adulto haciéndolo, hará que por imitación desarrollen el hábito de lectura con toda naturalidad.
3.- No hagas que la lectura sea algo impuesto.
Tus hijos, tus hijas, deben libremente ponerse a leer, no les obligues y así se convertirá en algo más deseado y valorado por ellos. Tampoco recomendamos que tengan que hacer fichas o resúmenes de lo que han leído.
4.- Saca tema de conversación sobre los libros que hayas leído.
¿Les gustó el libro?, ¿algún personaje les gustó más?, ¿alguno no les gustó nada? Es importante hablar sobre lo que leen. Permite a los niños generar asociaciones de lo que sucede dentro de las páginas y su propia vida, pero sobre todo se refuerza su comprensión lectora y sacas temas de conversación en familia de los que ellos son parte y arte.
5.- Léeles en voz alta.
Es la mejor manera de enseñar a los niños el ritmo del lenguaje, la entonación y la forma de narrar historias. Si queremos que den el paso a libros de mayor complejidad y vocabulario es un excelente paso.
6.- Crea un espacio de lectura.
Tener un sitio especial en la casa donde tus hijos, sean de la edad que sean puedan acudir a leer les hará integrar más y mejor la lectura en su cotidianidad.
Comenzando a leer en familia
En la primera infancia (0 a 2 años), leemos con nuestros hijos libros de una gran sencillez narrativa y los complementamos con comentarios y juegos. En función de nuestra manera de leer jugamos a crear expectativas, humor, sorpresa, suspense, etc. Es importante que los niños disfruten, que hagamos algo de teatro y les generemos ilusión, que nos lo pasemos bien y que se lo pasen bien.
Generarles hábito al irse a dormir tras un cuento o una pequeña lectura genera vínculo y hace que duerman más fácilmente.
Si tu niño duerme mal, te recomendamos el libro “Duérmete, niño” con el método Estivill, es un Best Seller desde hace años que incide en generar hábito y rutinas para ayudar al niño a dormirse. A nosotros, con nuestros tres hijos nos funcionó de maravilla el meter dentro de esas rutinas un poco de lectura para ayudarles a dormir.
Una vez nuestros hijos cumplen 4 o 5 años los textos se hacen más largos y poco a poco más complejos. Nos volcamos en leerles, compartimos y comentamos con nuestros pequeños las ideas y las sensaciones que la lectura transmite y cada vez desean y buscan más ese momento, normalmente por la noche antes de irse a la cama de la lectura del cuento.
De esta manera, acompañándolos en la lectura hasta que empiezan a leer ellos solos con 6 o 7 años ya hemos creado un “espacio común”, el de leer en familia, lo que nosotros llamamos Campamento de Lectura.
La lectura a partir de un trabajo bien realizado desde pequeños no será percibida como un momento de soledad o aislamiento, sino todo lo contrario, nuestros hijos percibirán la lectura como algo común, lúdico y deseable. En cualquier caso, nunca es tarde para iniciarse en la lectura.
Compartir con naturalidad y en familia un rato de lectura entre padres, hijos y hermanos es una fuerza constructiva inmejorable para lo que queremos que sean nuestros hijos y nuestra relación con ellos.